Retrasar la jubilación de la empresa familiar no es algo inocuo. Sus derivadas pueden tener un impacto importante en la eficacia empresarial y la armonía familiar. En algunos casos, aunque los implicados no lo vean, puede llegar a suponer un boicot al proceso de relevo y torpedear el futuro de la empresa familiar.
En este artículo nos centraremos en ofreceros 5 motivos de peso para no retrasar la jubilación de la empresa familiar del ámbito de la gestión. Esto significa jubilarse únicamente de las funciones ejecutivas ejercidas en el día a día del negocio, que asumirá a partir de ahora uno o varios miembros de la generación entrante. Sin embargo, la generación saliente podrá mantener sus responsabilidades como administrador o consejero e, incluso, podrá asumir otras funciones dentro del negocio, por lo que no tiene por qué sentirse relegada o infravalorada.
5 motivos para no retrasar la jubilación de la empresa familiar
Sabemos que el fundador de una empresa familiar deja una huella imborrable en el negocio que se mantiene hasta pasadas varias generaciones. Es cierto que muchas veces la pasión, el carisma, la visión, el esfuerzo y el talento del fundador son difíciles de replicar con exactitud.
Sin embargo, llega un momento en el que es mejor irse que quedarse. En este punto hay que saber ceder el testigo a la siguiente generación y soltar las riendas del negocio:
1. Freno a la innovación y peligro para la eficacia empresarial:
Retrasar la jubilación de la empresa familiar suele ser un freno para el cambio. Para la generación saliente, de avanzada edad, haber pocos alicientes para arriesgarse, innovar, emprender, introducir nuevas tecnologías, hacer grandes inversiones… La experiencia nos demuestra que esto es un craso error. Cometerlo puede haceros perder la eficiencia empresarial y afectar a los resultados de negocio y a vuestra posición en el mercado.
2. La generación saliente no podrá aportar todo el valor que podría:
La generación saliente suele tener el afán de sentir y demostrar que sigue al mando de la empresa familiar, para intentar intenta evitar perder el control y, también, parte de su identidad. Esto lo que provoca es que no se delegue ni se ceda ni pizca de poder a la siguiente generación. A menudo se hace bajo el pretexto de que sus hijos o sobrinos “todavía no están preparados” o de que nos disponen de las capacidades suficientes para llevar las riendas del negocio.
No obstante, retrasar la jubilación de la empresa familiar no impedirá que en un momento dado la generación entrante asuma la dirección. Resistirse a irse lo que provocará es que la siguiente generación acabe tomando las riendas tarde y mal. Y, sobre todo, sin el valioso acompañamiento de la generación anterior y sin aprovechar toda su experiencia, conocimientos y contactos.
Así pues, un gran motivo para no retrasar la jubilación de la empresa familiar es el poder aprovechar la amplia experiencia vital y empresarial de los fundadores o los miembros de la generación saliente. Estos pueden ser muy buenos mentores durante el relevo y grandes asesores en el futuro ante posibles dificultades.
3. La generación entrante se cansará de esperar… con el riesgo de que decida irse:
Retrasar la jubilación de la empresa familiar y, por ende, el traspaso de responsabilidades puede ser motivo de frustración y hastío en la generación entrante. El hecho de no tener espacio para desarrollarse ni perspectivas de crecimiento puede hacer que se cansen de esperar. Con el tiempo se acabarán alejando de la empresa familiar e, incluso, desvinculándose por completo de esta al no ver futuro en el negocio. ¿El resultado? Nos quedaremos sin sucesor por haber planificado mal y/o tarde el relevo.
4. Riesgos para la armonía familiar:
El hecho de aferrarse a la silla en la empresa familiar, no querer ni hablar del relevo generacional y no dejar espacio a las nuevas generaciones puede generar tensiones innecesarias, conflictos entre las visiones de ambas generaciones, luchas de poder, sentimientos de rivalidad y celos hacia los potenciales sucesores… Todo ello hará que, en lugar de sumar como familia, restemos.
5. Os lo merecéis:
Para acabar, el último motivo para no retrasar la jubilación es que os merecéis descansar. Después de toda una vida al servicio de la empresa familiar, es momento de recoger los frutos sembrados y desvincularse poco a poco de la presión y el frenético ritmo del día a día en la empresa para disfrutar de la jubilación.
Por otro lado, es habitual que las familias empresarias pacten en el Protocolo familiar que se pueda continuar en el gobierno una vez alcanzada la edad máxima legal de jubilación para trabajar. Desde los órganos de gobierno podréis seguir aportando valor durante unos años más. Seguiréis ayudando y colaborando en lo que se pueda, pero sin obligaciones excesivas y con tiempo para los hobbies, la familia y los amigos. Así, aunque no “trabajéis” a diario, sí que tendréis la oportunidad y, por qué no, ¡el gran honor!, de seguir aportando valor desde el Consejo de Administración, el Consejo Asesor o el Consejo de Familia.
Si tú ya has salido de la gestión, nos encantará leer en comentarios tu experiencia. De bien seguro que será muy enriquecedora para los demás lectores de este blog de empresa familiar que quieren conocer cuáles fueron tus motivos para no retrasar la jubilación de la empresa familiar sine die.