Si has intentado hablar de la sucesión en la empresa familiar con tus padres, ya sabrás que no es un tema de conversación fácil. Muchas veces, bajo el pretexto de que hay otros asuntos más urgentes que resolver, los padres esquivan este tema. Para ellos, suele ser bastante incómodo afrontar el relevo, dadas las implicaciones sobre la jubilación y el final de la vida que hasta ahora llevaban que conlleva…
Es cierto que esto no ocurre en todas las familias empresarias. Hemos colaborado con algunas que sí que tenían este tema bien resuelto en un Protocolo familiar y que cada 4 o 5 años lo van revisando. Si este es vuestro caso, ¡ enhorabuena! Pero si detectas que tus padres están evitando planificar la sucesión en la empresa familiar o que se resisten a otorgar testamento, sigue leyendo.
El relevo generacional es un proceso que puede durar años y en el que el aspecto emocional es tan o más importante que la simple transmisión del control o que los aspectos legales o fiscales.
Para los sucesores es un momento emocionante, dado que finalmente verán cumplidas sus expectativas. Pero, ¿y la generación saliente?
Probablemente, la sucesión en la empresa familiar es algo más difícil de afrontar para los padres o para los tíos. Ellos tendrán que dejar de trabajar en el día a día de un proyecto que ha ocupado toda su vida. Incluso podríamos decir que forma parte de su identidad. Son muchos los sentimientos que pueden aflorar en esta situación: sentir que se pierde el propósito vital, tomar conciencia de la propia edad, nostalgia por tiempos pasados o tenerle miedo a la futura jubilación.
Cómo hablar de sucesión en la empresa familiar
Nuestra primera recomendación es poner en práctica los dotes de empatía. Deberíamos ponernos en su lugar y comprender que su posición no es nada fácil. Por mucho que su plan siempre haya sido ceder el testigo para dar continuidad al negocio, cuando llega el momento de hacerlo, puede ser más difícil de lo esperado dejar las riendas de algo que ha sido tan trascendente.
Otro punto a tener en cuenta es que, nada más comenzar, deberíamos decir abiertamente que prever el relevo generacional no significa “echarles” del negocio ni tampoco obligarles a desvincularse de un día para otro. Es importante aclarar, con tacto, qué implicará el proceso y respetar los sentimientos, dudas y miedos de cada uno.
En nuestra opinión, la mejor manera de explicarlo es decir que planificar el relevo es informarse, consensuar y poner normas para el futuro. El objetivo es hacer espacio para que la generación entrante empiece a asumir responsabilidades, mientras que la generación saliente se va trasladando a posiciones no-ejecutivas en los órganos de gobierno, menos vinculadas al día a día. Y, sobre todo, que esto no implica tener que ceder la propiedad del negocio.
Otras recomendaciones
A veces, los padres se sienten más cómodos conversando con alguien de fuera de la familia. Hablar de la sucesión en la empresa familiar con un asesor de empresas familiares o con otra familia empresaria que haya pasado por lo mismo puede animarlos a dar el paso y afrontar la conversación con los hijos. Principalmente, les ayudará comprender que nunca habrá un “momento correcto’’, sino que el momento de hacerlo es ahora.
Estas recomendaciones pueden ayudar vencer algunas reticencias de los padres a la hora de afrontar la conversación, pero el tema seguirá siendo sensible y delicado. Recordad que, para planificar la sucesión en la empresa familiar, debe imperar la razón antes que el corazón. Sabemos que no es fácil y que justamente en procesos como este es cuando más afloran las emociones. Pero, en aras de garantizar la eficacia empresarial y la armonía familiar, no hay que precipitarse, sino que debemos tomarnos el tiempo necesario para reflexionar y alcanzar consensos en la familia.