Hoy os hablaremos del valor de la resiliencia en la empresa familiar. Todas las semanas trabajamos con familias empresarias que tienen grandes historias de superación y de adaptación a sus espaldas. Y hemos podido comprobar como la larga longevidad de este tipo de negocios tiene mucho que ver con su capacidad de resiliencia.
La Real Academia Española (RAE) define la resiliencia como ‘‘la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adverso’’. En otras palabras, la resiliencia en la empresa familiar es la habilidad de afrontar las dificultades, adaptarse rápidamente y de forma flexible, reorientar el rumbo y salir adelante a pesar de los obstáculos. Y no solo ello, sino que significa también salir fortalecido de la adversidad.
La resiliencia en la empresa familiar, junto con la visión a largo plazo y el deseo de transmitir el negocio a las siguientes generaciones, facilita que las empresas familiares perduren y sobrevivan en el tiempo. La resiliencia es a menudo una característica intrínseca de las empresas familiares, que han tenido que sobreponerse a las dificultades a lo largo de los años y de las generaciones para prosperar. Gracias a ello, la toma de decisiones es ágil y rápida, lo que permite adaptarse con celeridad y flexibilidad a cualquier suceso inesperado.
Esta habilidad se vincula también con la capacidad de pensar de forma creativa o de practicar el pensamiento lateral, con el espíritu emprendedor y la innovación, con la capacidad de gestionar la incertidumbre y los riesgos… Además, en las familias empresarias más resilientes, el conflicto puede verse como algo constructivo, en lugar de ser un problema grave que se intenta evitar, ya que se abrazan los conflictos.
Ejemplos de resiliencia en la empresa familiar
Las empresas familiares suelen ser más resilientes y, por ello, suelen resistir mejor las crisis que las no familiares. Uno de los ejemplos más claros y cercanos de resiliencia en la empresa familiar lo encontramos en la pandemia. Durante dos años tuvieron que luchar, resistir y vencer múltiples dificultades en un momento de gran inestabilidad. Así, muchas de ellas fueron capaces de detectar rápidamente el posible gran impacto negativo de la pandemia en su actividad y tomaron la importante decisión de innovar para reducir sus consecuencias.
Si bien es cierto que los estragos de la pandemia de la Covid-19 se vivieron en prácticamente todos los sectores, podemos afirmar que, en general, las empresas familiares supieron salir adelante antes y con más facilidad que las no familiares. Todo ello también gracias a la confianza, al compromiso, al esfuerzo y a la implicación de los familiares.
Pero la pandemia no es el único ejemplo de resiliencia. Las crisis económicas que se han ido sucediendo cíclicamente en los últimos 40 años también han sido una buena muestra de ello. Las empresas familiares, como motor económico del país, han impulsado la recuperación económica cada vez que el contexto se ha complicado. Y, en efecto, es algo que ocurre con frecuencia. Nuestro entorno cambia constantemente y es muy importante saber afrontar los distintos desafíos y adaptarse a las nuevas circunstancias.
Hasta ahora, hemos comentado algunas dificultades que afectan más o menos a todas las compañías a gran escala. Sin embargo, también encontramos ejemplos de resiliencia en la empresa familiar que tienen que ver con el caso individual de cada negocio. Por ejemplo, cuando se produce un relevo generacional repentino. Otros ejemplos podrían ser un incendio en una fábrica o la necesidad de pivotar por la fuerte presión de un nuevo competidor.