Antes que nada, vamos a dejar claro que trabajar con primos en la empresa familiar no es ni mejor ni peor que trabajar con hermanos. Es distinto, ya que ambos casos tienen sus ventajas y sus inconvenientes, tal y como os explicaremos a continuación. Y en ambas situaciones hay que gestionar bien las relaciones familiares para evitar que las rivalidades, celos, desavenencias, roces, diferencias en la visión compartida… puedan afectar a la continuidad de estos negocios.
Lo que sí que podemos afirmar con certeza, desde nuestra experiencia, es que planear con tiempo y correctamente el relevo generacional y consensuar las normas que regirán la relación familia-empresa-propiedad mediante un Protocolo familiar ayuda a reducir las dificultades tanto de trabajar con primos como con hermanos. Además, permite prevenir y a resolver algunos de los conflictos más habituales.
Trabajar con hermanos en la empresa familiar: Ventajas y dificultades
En cuanto al trabajo con los hermanos (segunda generación), es cierto que suelen tener mayor visión compartida, respecto el futuro y el rumbo de la empresa familiar. Sin embargo, los hijos de los fundadores acostumbran a tener más rivalidades y celos entre ellos. Esto es algo que complica el compartir responsabilidades en el trabajo y el dirigir una empresa familiar.
Además, muchas veces se trasladan los roles y etiquetas que se tenían en la familia a la empresa y eso también hace que sea mucho más difícil el trabajar juntos. Pensad que, si ya existían dificultades para comunicarse y entenderse como hermanos de pequeños a la hora de jugar, será poco probable que ahora las cosas mejoren por sí solas cuando los hermanos, de mayores, se encuentren al frente de la empresa familiar, con todo lo que conlleva gestionar una compañía.
Trabajar con primos en la empresa familiar: Ventajas y dificultades
En lo respectivo a trabajar con primos, hemos visto que estos suelen tener menos rivalidades y celos que los hermanos. Ahora bien, los nietos del fundador (tercera generación) también acostumbran a tener menos unión y visión compartida que los hermanos, donde el vínculo suele ser más intenso.
Esta menor unión y visión compartida se debe a que su crianza y su infancia han sido distintas. A diferencia de los hermanos, los primos no comparten tantas experiencias. Crecen en hogares separados y, evidentemente, tienen distintos padres, con cónyuges que ya no proceden del núcleo familiar inicial de los hermanos. Por ello, los miembros de las distintas ramas familiares seguramente tendrán unos valores distintos, en buena parte por la influencia de los cónyuges en la educación de los hijos.
Lo anterior generalmente hace que, cuando crecen, los primos ya no tienen el mismo nivel de fraternidad, fidelidad, intimidad y unión que los hermanos. Aun así, el cariño y la amistad entre ellos también puede ser muy fuerte. Ya de mayores, sus respectivas parejas también influirán en su forma de ser, lo que puede distanciarlos de los demás primos y generar desavenencias.
Así pues, todo lo anterior hace que trabajar con primos pueda ser un poco más complejo que trabajar con hermanos, sobre todo cuando hay un gran número de miembros en la tercera generación. De todas formas, recordad que la facilidad para trabajar juntos es algo que en última instancia dependerá de cada familia empresaria y de cada empresa familiar y de la relación entre los hermanos y los primos.