Con el paso de las generaciones, llega un momento en que la empresa familiar se convierte en un consorcio de primos. Llegados a esta tapa, normalmente tendremos múltiples accionistas, que provienen de diferentes ramas familiares y que, por tanto, están más alejados del núcleo familiar.
Con este artículo pretendo responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo nos va a afectar el hecho de ser un consorcio de primos en la gestión de la empresa familiar?
Las dificultades que entraña un consorcio de primos
La administración del poder en una empresa familiar en consorcio de primos
En un consorcio de primos deberemos vigilar la administración del poder entre las distintas ramas familiares, para evitar que suponga una fuente de problemas. A menos que la empresa esté muy profesionalizada, la autoridad de los primos que trabajan en la gestión suele derivar de su capacidad de obtener buenos resultados en el negocio y de su influencia en la familia. Si cae el rendimiento o hay un conflicto, los líderes pueden perder rápidamente esta autoridad sobre los primos accionistas. Esto acostumbra a pasar cuando no existen determinadas estructuras de gobierno, como un consejo de administración.
Múltiples accionistas con distinta participación en el negocio
También tendremos que gestionar las amplias diferencias entre aquellos familiares que trabajan en el negocio y aquellos que son accionistas pasivos.
Hay que tener en cuenta que en un consorcio de primos la propiedad se encuentra más diluida y vemos grados de compromiso diferentes. Hay muchos accionistas que ya no trabajan en la empresa y que se preocupan más por la capacidad de la compañía de repartir dividendos que por el valor que tiene para la familia. Esto se manifiesta en la toma de decisiones y en la dificultad de mantener la propiedad dentro de la familia.
Como mayor sea el grupo de accionistas, más diferencias de información habrá entre los primos que trabajan en la empresa y los que no lo hacen. Este hecho puede resultar muy frustrante para aquellos que forman parte de la dirección, ya que muchas de sus decisiones pueden ser paradas por el desconocimiento que los otros accionistas tienen del negocio.
Trabajar con familiares con valores distintos
Por otro lado, cuando una sociedad de hermanos se transforma en un consorcio de primos nos encontramos con que estos ya no comparten los mismos valores y hay un alejamiento del núcleo de la familia. Los primos son hijos de cada uno de los hermanos de la familia de origen, pero los cónyuges que se han añadido a cada rama familiar han aportado también los propios valores, de manera que se ha creado una mezcla de valores que no tiene porque coincidir, rama por rama.
Esto suele aumentar la complejidad y hacer más difícil trabajar en equipo, ya que comunicación, confianza y capacidad de entendimiento acostumbran a ser menores que en la etapa anterior (sociedad de hermanos).
¿Cómo podemos garantizar la continuidad del consorcio de primos?
Para afrontar el relevo generacional y conseguir que la empresa familiar perdure cuando ya tenemos en marcha un consorcio de primos es importante gobernar de manera eficaz. Y esto pasa, necesariamente, por poner orden:
- Profesionalizar la gestión del negocio familiar. Dada la complejidad del negocio, es importante que los cargos sean coherentes con la formación y capacitación de las personas. Si no se respeta este punto, el conflicto que se deriva no solo afecta a la empresa, sino que suele pasar factura en las relaciones familiares.
- Establecer normas de funcionamiento para las relaciones familia-empresa establecidas, conocidas y aceptadas por todos en un Protocolo familiar.
- Adecuar la estructura de gobierno a las necesidades de la organización, con los órganos de gobierno pertinentes (Consejo de Familia y Consejo de Administración, principalmente).
- Establecer canales de comunicación transparentes y fluidos con todos los accionistas. En un consorcio de primos es muy importante mantener informados a los miembros de la familia que son accionistas pero que no trabajan en el negocio familiar (accionistas pasivos).
Si se cumplen los acuerdos firmados en el Protocolo familiar, se utilizan de forma adecuada los órganos de gobierno y se hace participe de la visión compartida a los miembros de la nueva generación, es posible gestionar adecuadamente un consorcio de primos. Todos estos puntos nos ayudarán a ‘ordenar las cosas’ y serán garantía de continuidad para la empresa familiar.
2 respuestas a “De la sociedad de hermanos al consorcio de primos”
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