Hoy nos aventuramos a responder a una cuestión polémica: ¿Es necesario un Protocolo familiar muy complejo? ¿Los complicamos demasiado? ¿En consultoría de empresa familiar hemos querido rizar tanto el rizo que hemos acabado por conseguir el objetivo contrario al deseado? A estas preguntas, con base en nuestra experiencia, debemos responder que no. Por lo menos, no tal y como entendemos en Family Business Solutions el Protocolo familiar.
No queremos extendernos hablando sobre cuán necesario es tener un Protocolo familiar. Es un tema sobre el que ya hemos hablado largo y tendido en este blog y que ya pocos ponen en duda. Lo que pretendemos con este artículo es reflexionar sobre si tiene sentido elaborar un Protocolo familiar muy extenso. Y ya os avanzamos que, a veces, el hecho de que un Protocolo familiar tenga un mayor número de páginas no significa necesariamente que sea mejor…
¿Es necesario un Protocolo familiar con muchas páginas?
Antes que nada, recordad que este artículo lo escribimos según nuestro modo de ver y hacer. Es posible que otras consultoras de empresa familiar procedan de forma distinta y lo debemos respetar.
Dicho esto, en Family Business Solutions cuando elaboramos un Protocolo familiar, trabajamos con todos los implicados para consensuar un documento que se ajuste al máximo a la empresa familiar y a la familia empresaria. Es, como nos gusta llamarlo a nosotros, “un traje a medida”. Así, si bien los temas que pueden ser objeto de regulación en un Protocolo familiar pueden ser muy amplios, tanto en el apartado familia, como en empresa y en propiedad, nosotros nos esforzamos por adaptarlos a las circunstancias del caso e individualizar qué necesitáis. A lo largo de los años hemos constatado que solo así se logra que el Protocolo familiar sea un instrumento útil.
Y esto, en la práctica ¿qué puede significar? Pues que, por norma general, en las grandes multinacionales familiares, que se encuentran en generaciones avanzadas, con varias ramas y muchos familiares dentro de la empresa familiar… probablemente será necesario que el Protocolo familiar sea extenso y complejo. Pensad que no es que el Protocolo familiar sea complicado, sino que lo es el contexto y circunstancias de la empresa y de la familia. El Protocolo familiar no hace más que recoger toda esta complejidad y regularla para asegurar la continuidad futura, con eficacia empresarial y armonía familiar.
¿Cuándo no es necesario?
En otros casos, sin embargo, no será necesario un Protocolo familiar extensísimo. Habrá apartados que no aplicarán al caso, como la regulación del Consejo de Administración, Comité Junior o la Dirección General, y que no tendría sentido regular en base a un hipotético futuro. Por esta razón, insistimos una vez más en que es crucial ajustar el Protocolo familiar a la empresa y la familia para evitar caer en el error de añadir páginas por añadir. Sería una pérdida de tiempo y de dinero incluir en el Protocolo familiar aquello que otras empresas familiares han regulado, pero que no se ajusta a vuestra casuística. Y tampoco tendría sentido limitaros a transcribir en vuestro Protocolo familiar los contenidos estándar que os ofrece el bufete de abogados obviando el trabajo de reflexión y consenso previo.
Por último, hay algunos pocos casos en los que puede que ni tan siquiera sea necesario un Protocolo familiar como tal. Existen otras alternativas para abordar casos de muy baja complejidad, en los que a la familia únicamente les preocupan dos o tres temáticas muy concretas.
Esto puede ocurrir, por ejemplo, en transición de primera a segunda generación, cuando se trata de una familia con muy pocos miembros implicados (relevo de un padre o madre a un solo hijo o hija) o si es un negocio con un tamaño muy pequeño (como en las micropymes). Como decíamos, aquí no sería necesario (ni lógico) desarrollar un Protocolo familiar completo con decenas de páginas. En estos casos será más conveniente elaborar unos Pactos de familia, bastante más sencillos, aunque de menor calado.