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redactar un protocolo familiar

El Protocolo familiar NO se puede abordar solo desde la óptica legal

redactar un protocolo familiar

A nuestro parecer, redactar un Protocolo familiar es mucho más que recoger unas determinadas normas legales en un documento que todos firman. Precisamente por este motivo no es posible abordar un proceso de este calado únicamente desde la óptica legal, tal y como explicaremos a continuación.

El contenido a incluir al redactar un Protocolo familiar

Para empezar, el Protocolo familiar abarca mucho más que un contrato privado. Para que pueda ser plenamente eficaz y útil, debe ser un traje elaborado a medida de cada familia empresaria con la ayuda de un consultor externo. Por tanto, no existe un modelo generalizado que podamos comprarle ya hecho a un abogado, sino que se prepara según las circunstancias de cada familia y de cada empresa.

En cuanto al contenido, al redactar un Protocolo familiar no deberíamos ceñirnos solo a los aspectos jurídicos. Pensad que, si nos limitamos a recoger los puntos previstos en la legislación que afectan a una empresa familiar (sistema de administración, transmisión de acciones/participaciones, régimen económico…, entre otros), estaremos constriñendo el contenido del Protocolo familiar a algunos puntos del apartado Empresa y Propiedad. En cambio, estaremos olvidando todo lo que es recomendable recoger en el apartado Familia.

Sin embargo, es algo que ocurre. Los Protocolos familiares de contenido puramente legal, lamentablemente, existen. A veces, nos habéis mostrado algunos ejemplos que están muy lejos de recoger en sus páginas todo lo que debería tener un buen Protocolo familiar. Sin duda, nosotros no os podemos recomendar elaborar uno de este tipo, pues los resultados no suelen ser los esperados.

El proceso de redactar un Protocolo familiar

En cuanto al proceso, al redactar un Protocolo familiar es fundamental buscar el consenso. La familia debería adoptar las decisiones por acuerdo, y no por imposición o votación, para evitar la sensación de que hay ‘ganadores y perdedores’. Solo así se garantiza el compromiso de todas las generaciones.

Lo verdaderamente importante al redactar un Protocolo familiar es el proceso de reflexión familiar y el crear un espacio de diálogo, algo que suele requerir varios meses de trabajo. Precisamente la clave del compromiso con el Protocolo familiar está en todo este trabajo previo a la firma del documento y en toda la parte más emocional y menos jurídica o contractual que contiene

En definitiva, el compromiso moral es muy importante y el deber de cumplir con lo pactado va más allá de la obligación únicamente legal. En cambio, si la elaboración del Protocolo familiar se enfoca como se haría con cualquier otro contrato civil o mercantil, probablemente el compromiso de los familiares será mucho menor. Por todo ello, deberíamos evitar redactar un Protocolo familiar desde una óptica puramente y exclusivamente legal.

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