Tener el valor de reconocer que ha llegado el momento de retirarse de la empresa familiar no es fácil. Para muchos fundadores de la empresa familiar es inconcebible el pensar en una alternativa de vida fuera de la compañía a la que han dedicado toda su vida. Hemos conocido a familiares tan vinculados y enamorados ciegamente de su empresa que no tenían otras aficiones, inquietudes ni tan siquiera amistades fuera del negocio familiar. Tan inimaginable les parece su vida sin la empresa, que caen en el error de retrasar sine die su salida, al más puro estilo de Succession.
Esta resistencia al hecho de retirarse de la empresa familiar suele deberse al miedo. Miedo al cambio, a perder su identidad, a ser olvidado, a la falta de recursos, a la falta de propósito, a la inutilidad, a que la siguiente generación no sea capaz de liderar el negocio… Y, sin embargo, por mucho miedo que tengamos y por mucho que nos resistamos, llegará un día, más pronto o más tarde, que ineludiblemente todos deberemos jubilarnos y nos preguntaremos: ¿Y ahora qué?
Retirarse de la empresa familiar… pero no del gobierno
Tal y como ya hemos comentado en otros artículos del blog de Family Business Solutions, retirarse de la empresa familiar no significa dejarla del todo, a menos que uno así lo desee. Lo más habitual y recomendable es que la generación saliente se jubile únicamente del día a día del negocio y que siga aportando valor y apoyando a los sucesores desde los órganos de gobierno.
Esto significa que los miembros de la generación saliente dejarán de ocuparse de la gestión de la empresa familiar y de “ir a trabajar” cada día, pero todavía seguirán vinculados con ella durante un tiempo. Así pues, a pesar de retirarse de la empresa familiar, podrán seguir participando. Ya sea desde el Consejo de Familia, en el ámbito familia; desde el Consejo Asesor o Consejo de Administración, en la vertiente empresa; y desde la Junta General de Socios o Accionistas, como propietarios.
Por otro lado, los fundadores de empresas familiares suelen ser personas con una trayectoria empresarial importante y una buena reputación. Por ello, también pueden actuar como embajadores de la compañía en foros empresariales, pero vigilando no confundir sus funciones ni injerir en el día a día. No hay que perder de vista que ya se han retirado. Una cosa es participar en una mesa redonda para hablar sobre la trayectoria del negocio o representar a la empresa familiar institucionalmente en una entrega de premios. Y otra cosa muy distinta es intentar ejercer de comercial en una feria, por ejemplo.
Otras ocupaciones después de retirarse de la empresa familiar
Como comentábamos al principio, retirarse de la empresa familiar puede ser difícil porque deja una sensación de vacío. Para afrontar de la mejor manera el cierre de esta etapa y el duelo que conlleva, recomendamos planificar bien el momento de la salida. A veces solo pensamos en los jóvenes, en que entren de la mejor manera. Y no pensamos en nosotros, que debemos también salir de la mejor manera.
Para evitar la sensación de tristeza y soledad que puede surgir a raíz de retirarse de la empresa familiar, es importante buscar otras aficiones ya desde tiempo antes de la jubilación. Esto significa buscar nuevos proyectos, recuperar viejos intereses e incluso apuntarse a cursos -cocina, idiomas, deportes…-, retomar antiguas aficiones, esforzarse por mantener las amistades de fuera de la compañía, ofrecerse a cuidar de nietos y sobrinos, plantearse opciones de voluntariado, planear viajes y escapadas… Como veis, no hay que confundir el “dejar de trabajar” con el “estar inactivo”.
Si tenemos la precaución de buscar alternativas para llenar nuestra vida de cosas que nos hagan felices, llevaremos muchísimo mejor nuestra jubilación. No olvidemos que los años de jubilados también pueden ser ilusionantes. Y que son para disfrutar después de toda una vida de esfuerzos dedicada al mundo laboral. El buscar con qué ocuparemos nuestro tiempo libre tiene otra ventaja: nos alejará de la tentación de entrometernos, aunque sea con toda la buena intención del mundo, en la dirección de la empresa familiar, que ahora corresponde a la generación entrante.
Ya para acabar, un factor que también hay que prever en el momento de retirarse de la empresa familiar es el aspecto financiero. Así, evitaremos que la falta de recursos sea un freno a nuestra salida y conseguiremos no tener preocupaciones económicas durante la jubilación.