La asignatura pendiente de la mayoría de empresas familiares sigue siendo planificar la sucesión adecuadamente. Y ahora, en plena epidemia y crisis económica por la Covid-19, se ha convertido en un asunto más urgente que nunca.
En nuestra relación diaria con familias empresarias, hemos visto como la preocupación por preparar el relevo generacional se ha acentuado tras la pandemia. Y, en consecuencia, con la llegada del nuevo curso, muchas empresas familiares se están preparando para planificar la sucesión y garantizar su continuidad, al haber visto el riesgo que supone no tener previsto el futuro. Afrontar este reto es fundamental, puesto que la sucesión es una de las dificultades que más influye en la continuidad de las empresas familiares.
Hasta ahora, los datos ya eran preocupantes. En ellos se había demostrado que muy pocos negocios familiares logran la continuidad. Esto se debía, en buena parte, precisamente a no planificar la sucesión y el traspaso del negocio a la siguiente generación con el tiempo y los consensos adecuados. Concretamente, en un estudio del Instituto de la Empresa Familiar de 2015 se estimó que solo un 30% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación (30 de cada 100 empresas). Y, de estas, menos de un 50% (13 de cada 30 empresas) consigue pasar de la segunda a la tercera generación de la familia.
Si es tan importante, ¿por qué las empresas familiares no planifican la sucesión? Pues a menudo por pereza, porque entran en juego las emociones familiares y porque es un asunto complejo y delicado. Si los problemas ya son difíciles de abordar en empresas no familiares, todavía lo son más cuando se mezcla familia y empresa. Todo ello hace que muchas familias sean reticentes a abordar el relevo y que pospongan indefinidamente la decisión.
El coronavirus apremia a planificar la sucesión
Sin embargo, el coronavirus ha aumentado el apremio por prever, regular y planificar la sucesión de los negocios familiares en un Protocolo familiar. Se ha hecho más evidente que nunca el riesgo que supone no tener previsto el futuro y tener que tomar decisiones precipitadas en caso de un evento repentino. Además, muchos de los líderes de las empresas familiares son personas de 60 años o más, que entran en el grupo más vulnerable frente al Covid-19.
Nosotros en Family Business Solutions, lamentablemente, hemos tenido clientes que incluso han estado ingresados en la UCI por coronavirus. Ellos mismos y sus familias han visto muy de cerca como de importante es estar preparados, porque un día el fundador ya no estará ahí. La pandemia ha hecho que tomen consciencia de que lo mejor para la empresa y para la familia es empezar ya preparar el relevo generacional, para poder hacerlo de forma paulatina. Se han dado cuenta de que no planificar la sucesión, o demorarla sine die, podría condicionar la continuidad de la empresa familiar.
Además, en el caso de la planificación de la sucesión de las compañías cotizadas, hay que recordar que la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) ya insta a que las empresas cotizadas dispongan de un plan de sucesión para el Consejo de Administración. De esta manera, cuando sea necesario, el reemplazo del personal clave de la empresa se realizará de forma eficiente. Esto demuestra aún más la importancia que tiene planificar la sucesión en la continuidad de cualquier compañía, sea familiar o no.