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resistencias al Protocolo familiar

‘‘Mis hermanos no quieren un Protocolo familiar’’

resistencias al Protocolo familiar

Este artículo sobre las resistencias al Protocolo familiar sigue a uno sobre los frenos a poner en marcha un Consejo de Familia que escribimos hace unos meses. Para redactar este artículo nos hemos basado en todas aquellas veces que nos ha visitado algún familiar porque estaba seguro de que necesitaban elaborar un Protocolo familiar y, sin embargo, el proceso no prosperó.  A menudo, esto sucede porque el familiar en cuestión no consiguió convencer a sus hermanos o hermanas, a sus padres, a sus primos y tíos, a su cónyuge o a sus hijos o hijas.

Este rechazo o resistencia a la hora de iniciar el proceso tiene su origen en determinados sentimientos relativos al relevo generacional. Entre ellos, destacan el miedo al cambio, las emociones familiares, el temor a la dificultad que entraña, la pereza de iniciar un proceso de meses, la sensibilidad de los temas que se tratarán, la voluntad de mantener el status quo, la incertidumbre que genera la jubilación… Todo ello les hace estar más reacios a iniciar el proceso y genera una oposición muy difícil de vencer a veces.

Las resistencias al Protocolo familiar, que explicaremos en este artículo, suelen estar detrás de la negativa a iniciar el proceso. A continuación, abordaremos cinco de ellas. Estas son: Pensar que es caro, que no se necesita, que lo puede elaborar la familia sola, que traerá más problemas o que no será de ayuda.

Como podréis comprobar a continuación, las resistencias al Protocolo familiar, así como las barreras o reticencias a la hora de poner en marcha un proceso de relevo generacional en la empresa familiar, son numerosas y muy frecuentes.

Principales resistencias al Protocolo familiar

  1. Un Protocolo familiar es demasiado caro

Un Protocolo familiar puede costar entre cinco mil euros, el más económico y los cuarenta mil euros, el más caro. Entendemos que el precio puede ser una de las resistencias al Protocolo familiar más importantes. Aun así, pensad que es una de las mejores inversiones que puede hacer una familia empresaria. Hacer la elección del profesional o empresa de consultoría especializada en empresas familiares pensando en coste, y no en inversión, puede salir muy caro. Recordad que hay grandes profesionales y empresas capacitadas para hacer este tipo de trabajo, pero también hay mucho intrusismo en el sector.

  1. “No lo necesitamos”

Algunas veces las resistencias al Protocolo familiar se deben a que los familiares no son conscientes ni del objetivo ni de las bondades que puede aportarles para la eficiencia empresarial y la armonía familiar. Esto les hace pensar que no lo necesitan, que es un proceso demasiado largo o que todavía no es el momento. Aquí, nuestra recomendación es informarse, acudir a sesiones formativas y consultar a otras familias empresarias que hayan pasado por el proceso.

  1. “Podemos hacerlo nosotros solos”

Conocemos casos de familias empresarias que se sienten capaces de afrontar el proceso sin asesoramiento ni acompañamiento. E incluso hemos oído el caso de alguna en la que han usado como modelo un Protocolo familiar que vieron por internet o que copiaron el de otra familia amiga. En otros ámbitos, la familia probablemente sí que será autosuficiente, pero precisamente en el Protocolo creemos que no. Pensad que, si no se elabora como un traje a medida, el resultado no será el esperado.

  1. “Solo servirá para destapar problemas”

Algunas familias prefieren no abrir la caja de pandora y no afrontar los problemas. Pero debemos deciros que echar tierra a los problemas y esquivarlos no significa que no existan. Tarde o temprano, la familia los tendrá que afrontar. Y, probablemente, cuánto más tarde, más riesgo de que estallen en el peor momento y de que la bola de nieve se haga más grande. Por ello, es preferible trabajarlos con el apoyo y acompañamiento de un experto durante el proceso de Protocolo familiar.

  1. “Ya tuvimos malas experiencias en el pasado”

Las experiencias negativas pueden deberse a que quizá en el pasado no se le dio al Protocolo familiar la importancia que merecía, no se llegó a consensos, los consultores no estaban especializados en empresa familiar, no se utilizó y se quedó olvidado en un cajón, no se consiguió terminar el proceso… Estas reticencias al Protocolo familiar se puede sortear eligiendo a un buen equipo de consultores de empresa familiar. Lo importante será que generen la confianza necesaria en la familia empresaria y la ayuden desde el inicio del proceso y hasta que el relevo generacional se haya hecho efectivo.

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