Hasta ahora no había escrito nunca sobre las ventajas de la mediación en la empresa familiar. Este método alternativo de resolución de conflictos consiste en promover que las partes alcancen un acuerdo amistoso con la ayuda de un mediador y a través del diálogo y la negociación.
Es posible pactar en el Protocolo familiar que los conflictos graves que surjan y, especialmente, los que se alarguen en el tiempo, deban someterse a mediación. Y, aunque puede ser obligatorio intentar la mediación, el proceso es siempre voluntario, por lo que las partes pueden desvincularse del mismo en cualquier momento. Esto responde a la lógica de que es prácticamente imposible que las partes lleguen a un acuerdo consensuado y satisfactorio para todas si no tienen la voluntad de dialogar, por lo que no tendría sentido atarlas a este procedimiento si deciden no colaborar.
Recurrir a la mediación en la empresa familiar cuando surgen discrepancias o conflictos familiares tiene múltiples ventajas. Por un lado, minimiza los costes económicos y emocionales de un arbitraje o de un juicio, en que es un tercero quién decide e impone la solución. Por el otro, consigue que el problema se resuelva confidencialmente, sin perjudicar la reputación de la empresa familiar y minimizando el daño a la armonía familiar.
Sin embargo, la experiencia nos demuestra, que el mayor beneficio de la mediación es el facilitar, a largo plazo, que haya una comunicación más abierta, fluida y transparente. Optar por este método de solución amistosa de conflictos favorece un clima de diálogo en la familia empresaria, y no solo para resolver los problemas actuales (tanto los que afloran como los de fondo que subyacen al conflicto) sino también para prevenir y ayudar a que sea más fácil resolver los futuros problemas que puedan surgir.
¿Cómo se desarrolla un proceso de mediación en la empresa familiar?
En la mediación interviene siempre un tercero, experto y neutral que puede ser el asesor familiar o consultor de empresa familiar de la familia. Pero el rol del mediador no es el de hacer propuestas de solución del conflicto ni el de asesorar a las partes. El papel del mediador consiste en ordenar y dirigir el proceso y facilitar la comunicación. El objetivo es intentar que las partes, por ellas mismas, acerquen sus posturas (por muy alejadas que estén), resuelvan sus diferencias y colaboren para alcanzar una solución consensuada. Precisamente, el hecho de que se trate siempre de una solución consensuada es lo que compromete a las partes con su cumplimiento, si bien también cabe la homologación notarial o judicial del acuerdo.
El procedimiento de mediación en la empresa familiar no sigue un esquema fijo. Las partes pueden organizar el proceso como deseen, ya que en el fondo lo que se busca es que la mediación se adapte siempre a cada familia y a cada conflicto. Si se utilizan el procedimiento y las técnicas adecuadas, gracias a la mediación las partes pasarán del bloqueo total, a escucharse y a comprender la perspectiva de los demás. Y, en último paso, a llegar a un acuerdo que solucione el conflicto.