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fundación familiar

La fundación familiar, el gran paso en pro de la filantropía

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Algunas familias empresarias, en generaciones avanzadas, con patrimonios elevados y/o grandes compañías, deciden poner en marcha una fundación familiar. Antes de nada, querríamos decirles a estas familias que han llegado hasta este punto que se merecen todo nuestro reconocimiento y admiración. El logro es doble. Por un lado, por haber alcanzado el tamaño y la envergadura suficiente como para necesitar canalizar su actividad filantrópica a través de una fundación familiar. Por otro lado, por su firme compromiso con la sociedad y por su continuo deseo de llevar a cabo y de apoyar acciones solidarias.

El artículo 2 de la Ley sobre fundaciones nos indica qué es una fundación. Se trata de aquella organización constituida sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores, tiene afectado de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general. Así, pues, es indispensable que las fundaciones persigan el bien común. Se pueden dedicar a la defensa de los derechos humanos y de los animales, la promoción de la acción social, la protección del medio ambiento o el fomento de la investigación o de las actividades culturales, entre otras actividades.

Qué es una fundación familiar

Para considerar una fundación como fundación familiar, debe contar con un patrimonio procedente de una misma persona o familia. La gestión de este patrimonio le permite emprender iniciativas filantrópicas en beneficio de la sociedad, ya sea a través de la ejecución de proyectos propios, de la transmisión de recursos hacia otras organizaciones o de la combinación de ambas actividades.

Aquellas familias empresarias que disponen de una fundación familiar son familias muy comprometidas, que han decidido voluntariamente y de forma desinteresada colaborar en causas sociales. La finalidad de la fundación familiar es hacer algo bueno con su riqueza y devolver a la sociedad parte de lo que han recibido. Esta actividad altruista se orienta al largo plazo, vinculada a la idea de un ‘‘legado’’ que deja la empresa familiar a la sociedad.

La decisión de estudiar la puesta en marcha de una fundación familiar u otras iniciativas filantrópicas es del Consejo de Familia. A partir de su puesta en marcha, la fundación familiar centraliza y coordina todas las decisiones del ámbito de la filantropía de la familia empresaria: qué acciones se llevan a cabo y cuándo, cómo se financiarán, quién participará… Este espacio permite además involucrar y aprovechar las habilidades de los diferentes miembros de la familia empresaria, tanto de la generación entrante como de la saliente.

Los distintos tipos de fundación familiar

Según el estudio ‘Las fundaciones filantrópicas personales y familiares en España’, existen dos tipos de fundación familiar, vinculadas a familias empresarias.

  • Por un lado, las fundaciones de familias empresarias con muchos miembros, vinculadas a grandes empresas familiares. Se trata de muy grandes fortunas que quieren desarrollar acciones filantrópicas.
  • Por otro, las fundaciones de familias empresarias de tamaño mediano, que pertenecen a la burguesía o son propietarios de empresas industriales o comerciales y que están comprometidas con el ámbito de la responsabilidad social corporativa en su región de origen. Esta categoría se divide en tres subtipos: Familias sin herederos, familias que quieren ejercer acciones de filantropía con una intensa vinculación territorial y fundaciones de empresa familiar que se utilizan como vehículo filantrópico.

La dirección o patronato de una fundación familiar suele estar formada mayormente por miembros de la familia. Es primordial trabajar para que la siguiente generación no abandone el proyecto y que se sienta identificada con la misión filantrópica. Para ello, puede ser útil plantear la rotación de puestos (presidencia y vicepresidencia) entre los diferentes miembros de las nuevas generaciones e implicar por igual a hombres y mujeres.

Cabe decir que, el hecho de iniciar una fundación familiar vinculada con el apellido de la familia conlleva una gran responsabilidad a la hora de mantener la imagen y reputación de la misma. Por esta razón es importante que la fundación se rija según normas de buen gobierno corporativo.

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