Estoy seguro de que estaréis de acuerdo conmigo en que una mayor formación de las nuevas generaciones incide directamente en la supervivencia de las empresas familiares.
Velar por la adecuada formación de las nuevas generaciones es el camino para conseguir dotar a los sucesores de las aptitudes y conocimientos necesarios para tomar el relevo en la empresa familiar y despertarles el espíritu emprendedor. Además, gracias a la formación, nos aseguraremos de que la toma de decisiones en el futuro será responsable, ya que cuando los miembros de la nueva generación deban decidir como accionistas, tendrán unos mínimos conocimientos de economía y de finanzas y de la empresa y del sector.
Pero quiero hacer también hincapié en que una familia empresaria que reflexiona sobre la formación de las nuevas generaciones, no debe plantearse únicamente la formación académica y profesional de sus jóvenes. También es indispensable formar a la siguiente generación como miembros de una familia empresaria. Para ello habrá que trabajar los valores familiares y los comportamientos asociados a estos valores, y contrarrestar los contravalores.
¿Cómo debe ser la formación de las nuevas generaciones?
El Consejo de Familia es el órgano de gobierno encargado de velar por la formación de las nuevas generaciones y de determinar los contenidos formativos para todos los miembros de la familia empresaria. Asimismo, en el Protocolo Familiar se regula la formación que deben reunir necesariamente los miembros de la familia para poder optar a trabajar en la empresa familiar y para ocupar cargos de responsabilidad en la misma.
Evidentemente, para el buen devenir de la empresa familiar, las nuevas generaciones deberán estar formadas académicamente y conocer a fondo la empresa y su sector. Asimismo, en pos de una buena formación profesional práctica, será muy importante que hayan podido trabajar una temporada fuera del negocio familiar para que, una vez de vuelta, traigan buenas prácticas en gestión de personas, atención al cliente, técnicas de ventas, idiomas, nuevas tecnologías, y otras aptitudes que requiera la dirección del negocio familiar.
Y, por último, quiero hacer mención al Comité Junior, un órgano muy novedoso y típico de las familias empresarias profesionalizadas, extensas y de generaciones más avanzadas. El Comité Junior está formado por parte o todos los miembros de la generación entrante, a partir de una edad previamente consensuada y que están llamados a ser accionistas en un futuro. Este órgano mentor complementa la formación de las nuevas generaciones. Además, también sirve como herramienta a los jóvenes para que conozcan mejor la empresa familiar y para la transmisión de valores y comportamientos familiares y de empresa.