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éxito en la empresa familiar

¿Nos estamos durmiendo en los laureles?

éxito en la empresa familiar

Es cierto que la falta de éxito en la empresa familiar es sinónimo de cierre. Pero también es cierto que morir de éxito puede ser una amenaza para el futuro del negocio y de la familia. Los buenos resultados pueden, en cierta manera, ser un peligro para la supervivencia de la empresa y, por extensión, afectar negativamente a la familia empresaria. Y a ello dedicaremos el artículo de hoy.

Tanto en grandes compañías como en pymes, tener un exceso de éxito en la empresa familiar puede ser una trampa. El hecho de obtener resultados positivos da un exceso de seguridad que nos puede invitar a instalarnos en la zona de confort. Es lo que comúnmente se conoce como ‘dormirse en los laureles’.

Esto es una barrera para el cambio que puede hacer que nos detengamos y pasemos por alto nuevas oportunidades y demandas del mercado, con el riesgo de que otros competidores estén más actualizados que nosotros. Por muy bien que nos vaya hoy, si nos acomodamos, mañana puede que ya no estemos al día ni seamos los mejores.

Pensad que, en una carrera en la que vamos los primeros, si nos detenemos, por muy bien que lo estemos haciendo y por mucha ventaja que llevasemos, los demás corredores acabarán por pasarnos por delante. El mercado cambia a mucha velocidad y nosotros también tenemos que estar siempre en movimiento.

Para identificar si en nuestro caso el éxito en la empresa familiar nos ha hecho dormirnos en los laureles, compartimos a continuación algunos de los signos de alarma más habituales:

Signos de alarma de que estamos muriendo de éxito en la empresa familiar

  • Los resultados van empeorando progresivamente sin ninguna razón aparente. Las ventas se estancan o decrecen, los márgenes se estrechan, perdemos clientes… Y no sabemos qué puede estar pasando porque nosotros estamos haciendo lo mismo de siempre.
  • Nos hemos instalado en la zona de confort. Esto significa que no arriesgamos, no tenemos ambición, no innovamos, no buscamos nuevas ideas o hacer las cosas diferente…
  • Tenemos miedo al cambio. El éxito en la empresa familiar hace que no queramos intentar introducir cambios para optimizar el negocio y ser más eficientes.
  • No tenemos un plan estratégico que nos permita cambiar los puntos anteriores.
  • Tampoco tenemos órganos de gobierno profesionalizados que puedan ayudarnos a detectar si el éxito en la empresa familiar nos está frenando.
  • Falta liderazgo, motivación y cultura del esfuerzo. No tenemos un líder claro en la empresa familiar, quizá como consecuencia de un relevo mal hecho. El equipo no está motivado ni se esfuerza por mejorar y tampoco le damos el espacio y las herramientas para crecer.
  • Tampoco queremos buscar a nuevos profesionales de fuera de la familia que tengan la formación y la experiencia necesarias para aportar valor y alertar de que nos hemos dormido en los laureles.
  • Somos permisivos con los familiares. Hemos creado puestos a su medida en los que se sienten confortables sin demasiada exigencia. Además, cuando alguien no cumple con las expectativas, como ya tenemos éxito en la empresa familiar, no hacemos nada para ponerle remedio y hacemos la vista gorda, porque son miembros de la familia.

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