Esperamos que este artículo os ayude a clarificar por qué no creemos que sea posible que una familia pueda elaborar un Protocolo familiar sin ayuda externa.
En los últimos años, nos hemos encontrado con varios casos en este sentido. Se trata de familias empresarias que se han atrevido a elaborar un Protocolo familiar ellas solas. En muchos casos, dentro de la propia familia contaban con expertos en alguna rama del derecho o en cuestiones fiscales. Esto es lo que les dio el empujón que necesitaban para aventurarse a iniciar el proceso y empezar a redactarlo.
Algunas de estas familias solo se han limitado a cambiar los datos personales del Protocolo familiar de otra familia. Al final, estos “modelos corta y pega” de otras familias, por muy buenos que sean, no se adaptan a la realidad de la nueva familia y su empresa. Otras, en cambio, sí que han hecho el esfuerzo de intentar elaborar un Protocolo familiar más completo y ajustado a sus circunstancias, si bien les ha faltado el trabajo previo de consenso y el trabajo posterior de implementación. Estos son ejemplos de lo que NO es un Protocolo familiar, tal y como lo entendemos en Family Business Solutions.
Sin embargo, para nosotros, una familia que ha hecho este esfuerzo tiene cierto mérito, ni que sea porque implica que ya ha tomado conciencia suficiente sobre la necesidad de tener un Protocolo familiar. De hecho, en algunos casos, hacer este intento es una manera de poner la cuestión sobre la mesa e iniciar la conversación con el resto de la familia.
Cómo elaborar un Protocolo familiar con garantías
Habitualmente, lo que nos comunican las familias después de elaborar el Protocolo familiar por su cuenta es que el documento no les ha servido para resolver sus problemas o que, una vez redactado, no saben cómo implementarlo.
A menudo, el origen del problema lo encontramos en que no se elaboró correctamente, sino como un mero trámite. En el fondo, la familia no estaba del todo comprometida con el proceso de Protocolo familiar y todo lo que implica. En su momento lo preparó como si se tratara de un producto legal estándar. O replicó el de otra familia, en lugar de hacerlo a medida y consensuar sus propias normas y decisiones. Generalmente esto suele conllevar que, tan pronto se firma, se queda olvidado en un cajón dando por finalizado el proceso y no se respeta lo recogido en el documento.
Para evitar que nos pase esto es fundamental tener en mente que, en un Protocolo familiar, el proceso de elaboración lo es todo. Pensad que la dificultad no es tener un Protocolo familiar. La cuestión es elaborar el Protocolo familiar a vuestra medida, tanto de la familia como de la empresa, con el consenso y el tiempo adecuados, para que os sea verdaderamente útil.
Un buen Protocolo familiar requiere, en la casi totalidad de los casos, solicitar la ayuda de un consultor de empresa familiar. El proceso no dura pocos días ni es coser y cantar, pero el resultado tendrá el calado necesario para una transición de este tipo y el relevo generacional estará al alcance de vuestra mano.
Si tienes dudas sobre cómo es el proceso de elaborar un Protocolo familiar, consúltanos y te informaremos sin compromiso.