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preparar un Protocolo familiar

¿Cuándo necesitamos un Protocolo familiar?

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Preparar un Protocolo familiar es de gran ayuda para la continuidad de la empresa familiar. Pero a lo largo de nuestros años en Family Business Solutions hemos comprobado que solo es verdaderamente útil si se elabora a medida de la familia empresaria, a través del consenso y en aquellas familias que lo necesitan.

¿Y cuándo necesita la familia empresaria un Protocolo familiar? Esta es una duda muy frecuente. De hecho, nos encontramos con familias que creen que necesitan preparar un Protocolo familiar cuando no es así, sino que necesitan un instrumento distinto o porque todavía no es el momento adecuado ya que las circunstancias no son las mejores. Y también vemos, muy a menudo, a familias que creen que todavía les falta mucho tiempo para preparar la sucesión, pero que en realidad ya van tarde y ya hace tiempo que necesitan un Protocolo familiar.

Para saber si una familia empresaria necesita preparar un Protocolo familiar es importante recibir el asesoramiento de un profesional del ámbito de la empresa familiar. Este consultor, tras varias reuniones previas con la familia, podrá hacer un diagnóstico de empresa y familia de forma profesional y objetiva, tanto de la situación económica o legal, como de las relaciones entre los familiares. Así será capaz de evaluar si la opción más adecuada es preparar un Protocolo familiar. Y, cuando no sea así, recomendar otra solución ajustada al caso.

¿Cuándo necesitamos preparar un Protocolo familiar?

Aunque es algo que dependerá de cada caso, lo más probable es que la familia necesite preparar un Protocolo familiar para planificar el relevo generacional cuando se transmite el negocio a más de un miembro de la familia. Que la propiedad se vaya a compartir entre varios hermanos y/o primos aumenta la complejidad de la empresa familiar, cosa que hace recomendable establecer normas.

Otro caso es aquel en el que hay varios socios, sin parentesco entre sí, que transmiten el negocio a sus respectivos hijos. Aunque los fundadores siempre se hayan entendido bien, es normal que antes de la sucesión quieran poner normas para asegurar la continuidad del negocio y evitar tensiones o conflictos entre las distintas familias propietarias cuando ellos se desvinculen de la compañía.

El Protocolo familiar también puede ser necesario fuera del contexto del relevo generacional. Es menos común, pero también vemos como hay familias que, de manera preventiva, quieren regular las relaciones familia-empresa-propiedad, porque ya se han detectado temas que generan tensiones o roces en la familia o porque fruto de normas y roles poco claros ya empiezan a vislumbrarse los conflictos futuros. En estos casos, si los temas a regular son pocos, también se podría plantear un acuerdo más sencillo, como los Pactos de familia, que solo regule los asuntos inmediatos que preocupan a la familia.

Ahora bien, debemos subrayar que el Protocolo familiar, por sí mismo, no resuelve los conflictos familiares o los problemas empresariales ya existentes. En estos casos, la familia debe dialogar y solucionar prioritariamente estos problemas más graves para recuperar la estabilidad empresarial y familiar. Más adelante, cuando esté preparada, será el momento de evaluar si ha llegado el momento de preparar un Protocolo familiar y de alcanzar consensos sobre el futuro de la empresa familiar.

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