Últimamente se habla bastante sobre la necesidad de formar equipos de alto rendimiento en la empresa familiar o en cualquier tipo de compañía. ¿Pero qué son, exactamente? Se trata de equipos de alto desempeño que trabajan de manera coordinada, con un gran compromiso para alcanzar unas metas comunes. Cada integrante del equipo tiene unos roles específicos asignados individualmente. Aun así, sus tareas son complementarias con las de los otros miembros y se dirigen a conseguir los objetivos comunes y a alcanzar la excelencia en la empresa. De esta manera, se logran más y mejores resultados que los que se obtendrían de forma individual y en condiciones normales.
Cuando instauramos equipos de alto rendimiento en la empresa familiar, los objetivos comunes, entre ellos lograr la continuidad del negocio, pasan a anteponerse por encima de los personales o individuales, que tendrán menos importancia, y los éxitos y los fracasos se asumen de forma colectiva. Para garantizar su buen funcionamiento, debemos asegurarnos de que los integrantes de los equipos de alto rendimiento comparten los mismos principios y valores que la empresa familiar, que los asumen como propios y que están implicados en la consecución de los objetivos comunes.
Asimismo, es fundamental conocer y potenciar los puntos fuertes de cada miembro e intentar mejorar las debilidades de cada uno, así como asignar las responsabilidades y los roles según el perfil de cada persona (perfiles DISC) para crear equipos complementarios entre sí y de alto rendimiento y que cada persona sume y no reste al conjunto.
Características de los equipos de alto rendimiento en la empresa familiar
Uno de los rasgos fundamentales de los equipos de alto rendimiento en la empresa familiar es la forma de interactuar y de relacionarse de los miembros. La comunicación es transparente y horizontal y no se oculta información al resto del equipo. Así, todos los integrantes conocen el estado de los proyectos y los avances en la consecución de los objetivos fijados.
Estos equipos se caracterizan por construir entornos de trabajo basados en la confianza, la colaboración, la empatía y el compromiso. En ellos es posible hablar y discutir libremente sobre cualquier cuestión. La cohesión, el compañerismo y la implicación están presentes siempre en las relaciones entre los miembros. Precisamente, este tipo de entornos ya los encontramos en aquellas empresas familiares en las que tenemos eficacia empresarial y armonía familiar.
Por otro lado, el trabajo se organiza en torno a procesos y se da un alto grado de autonomía a los profesionales. El líder permite a los integrantes del equipo autogestionarse, cosa que aumenta su motivación e implicación. Asimismo, les da margen para decidir sobre los planes de actuación o la organización de su trabajo, e incluso para asumir riesgos, cuando sea necesario para alcanzar los objetivos establecidos.
Todas estas características, en conjunto, hacen que instaurar equipos de alto rendimiento en la empresa familiar sea un gran valor añadido para el negocio y tenga varias ventajas. Como hemos ido comentando a lo largo del artículo, en estos equipos el rendimiento es muy superior al que se obtendría si cada miembro trabajase individualmente. Asimismo, ayuda a desarrollar y a potenciar las capacidades y habilidades de sus miembros y permite explotar y aprovechar mejor el talento interno. Una última ventaja es que se trata de una manera de mejorar el clima y aumentar el sentimiento de pertenencia a la empresa familiar.
Una respuesta a “Cómo conseguir una empresa familiar de alto rendimiento”
[…] este tipo de compañías, tan importante es obtener buenos resultados y conseguir el máximo rendimiento por parte del equipo, como lograr su satisfacción. Combinando estas dos vertientes, la felicidad y el buen ambiente de […]