En este artículo os hablaremos del uso del arbitraje en la empresa familiar. Este método es útil para aquellos casos de discrepancias graves, intereses totalmente contrapuestos o relaciones familiares muy dañadas, en las que no es posible alcanzar un acuerdo dentro de un plazo razonable.
En estos casos, algunas familias eligen voluntariamente la mediación para intentar consensuar un acuerdo. Otras, el arbitraje, tal y como os explicaremos en este artículo, para que un tercero imparcial decida e imponga la solución. Y, por último, algunas acuden a los juzgados ordinarios a resolver su conflicto, con todo lo que ello conlleva para familia y empresa.
Qué es y para qué se emplea el arbitraje en la empresa familiar
El arbitraje es un método alternativo de resolución de conflictos recogido en la Ley 36/1988, de 5 de diciembre, de Arbitraje. Mediante el arbitraje, la familia empresaria elige someter voluntariamente su discrepancia a uno o varios árbitros privados para que impongan una decisión, sin intervenir los familiares en la misma, y renunciando con ello a acudir a los tribunales ordinarios.
El arbitraje es voluntario. Por ello, son las partes las que pactan someterse a este proceso, delimitan las materias o cuestiones que se resolverán (incluida la interpretación del Protocolo familiar) y tienen cierta libertad para escoger el árbitro y configurar el proceso. Sin embargo, la resolución dictada, llamada laudo arbitral, es impuesta (salvo por acuerdo de las partes), inapelable y de obligado cumplimiento. Esto significa que tiene efectos equivalentes a una sentencia, es decir, fuerza ejecutiva y efecto de cosa juzgada y las partes se comprometen a acatarla.
El árbitro es un juez privado cualificado en la materia objeto de conflicto, que decide en base a los principios de igualdad, audiencia y contradicción. Habitualmente, el Consejo de Familia elige al encargado del arbitraje en la empresa familiar de entre los candidatos propuestos por los consejeros o las partes implicadas. De no llegarse a un acuerdo sobre el árbitro, lo designará un tribunal.
Generalmente, el arbitraje en la empresa familiar suele ser un arbitraje de derecho. Esto implica que, por lo menos, uno de los árbitros será jurista y que se resolverá la disputa según las normas jurídicas. En menos ocasiones, vemos casos de arbitraje de equidad. En estos, los árbitros resuelven a su saber y entender, siempre respetando las normas imperativas.
Ventajas y desventajas del arbitraje en la empresa familiar
Recurrir al arbitraje en la empresa familiar como método de resolución de conflictos aporta ciertas ventajas. Por un lado, la rapidez, dado que hay un máximo de 6 meses (+2 meses de prórroga) para resolver los conflictos y, además, no caben recursos como en la vía judicial. Por otro, la confidencialidad. La documentación, las vistas y los laudos no son públicos, por lo que los conflictos se resuelven de forma privada, sin perjudicar la reputación de la empresa familiar y minimizando el daño a la armonía familiar. Por último, el arbitraje es un sistema más flexible y que puede adaptarse a las circunstancias de cada familia empresaria.
No obstante, el uso del arbitraje en la empresa familiar también entraña algunos inconvenientes. En primer lugar, su precio, dado que, al tratarse de un método privado, su coste es mayor que otros métodos de resolución de conflictos. En segundo lugar, para algunos es un punto negativo el hecho de que el arbitraje impida acudir posteriormente a los tribunales de justicia y revisar las decisiones del árbitro.