Antes de empezar, queremos aclarar que cuando hablamos de ‘caricias’ nos referimos al feedback en la empresa familiar. El título del artículo lo hemos cogido prestado del psicoterapeuta Claude Steiner, que desarrolló una interesante teoría denominada “Teoría de la Economía de Caricias”. En esta afirma que las personas, cuando no recibimos caricias positivas, buscamos, inconsciente y desesperadamente, caricias negativas, porque es mejor el dolor que nada. El ejemplo claro para entender a lo que nos referimos lo tenemos en el niño, que al sentirse ignorado o constantemente regañado por sus padres, monta una rabieta o finge estar enfermo, para recibir su atención y caricias.
¿Y por qué os hablamos hoy de las ‘caricias’? Pues porque creemos que el feedback en la empresa familiar, entendido como los comentarios de evaluación o devolución y las críticas constructivas al equipo, es ahora más importante que nunca. Tras un 2020 muy complicado, empezamos un nuevo año que probablemente tampoco será nada fácil, si bien esperamos que la situación vaya mejorando día a día. Precisamente, en tiempos de nervios e incertidumbre, sale lo mejor y lo peor de las personas. Desde las empresas, familiares y no familiares, a través del feedback y la comunicación, tenemos una buena oportunidad para ayudar a nuestros colaboradores y compañeros a ser mejores profesionales y mejores personas. Y, a la vez, es una oportunidad para nosotros, que también mejoramos nuestras dotes liderazgo al darlo.
Cómo dar feedback en la empresa familiar
La vida es un intercambio constante de interacciones. Así pues, el feedback en la empresa familiar, o las “caricias”, puede darse de distintas formas. Puede ser verbal y por escrito, pero también a través de gestos no verbales (miradas, silencios, abrazos, muecas, posturas, sonrisas…). Debemos saber elegir el medio correctamente para conseguir los efectos buscados.
Por otro lado, las caricias pueden ser positivas o negativas. De facto, las personas, en nuestro proceso de aprendizaje continuo, necesitamos nutrirnos de las dos. Ejemplos de caricias positivas serían “estoy contento de tu trabajo”, “veo que te estás esforzando”, “estoy convencido de que lo conseguirás”, “felicidades”. Estas muestras de aliento y de reconocimiento aumentarán la motivación y el rendimiento en nuestros colaboradores y compañeros. Las caricias positivas deben ser auténticas, merecidas y no rutinarias.
En cambio, las caricias negativas las usamos cuando toca decirle a alguien que no estamos de acuerdo con su trabajo, actitud, etc. Si no se transmiten correctamente, pueden desmoralizar y bajar todavía más el rendimiento y autoestima de la persona. Lo cierto es que nunca es agradable decirle a una persona que no está haciendo algo bien y que precisa mejorar ni tampoco escucharlo. Por ello, llegado el caso, hay que dar el feedback en la empresa familiar pensando en los sentimientos del otro y asegurándonos de que el mensaje es entendido y se genera un compromiso sincero de cambio. Y esto es particularmente importante cuando damos feedback a nuestros familiares, donde las emociones juegan un papel muy importante.
Acabamos este artículo con una cita de Barlow y Moller, “si una queja es un regalo, ¡imagina una felicitación!”. Esta frase nos invita a pensar que lo dicho en este artículo sobre el feedback en la empresa familiar también es válido en nuestras relaciones personales, con clientes y con proveedores.