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valor del protocolo familiar

El verdadero valor del Protocolo familiar

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A mi parecer, si bien es cierto que se trata de un contrato, el verdadero valor del Protocolo familiar no lo encontramos en la ley, si no en el compromiso que supone para la familia que lo elabora. Y estoy convencido de que aquellas familias que habéis pasado por el proceso, coincidiréis plenamente conmigo en este aspecto.

¿Cuál es el verdadero valor del Protocolo familiar?

Cuando hablamos de Protocolo familiar nos referimos a un contrato privado atípico que utilizan las empresas familiares para consensuar y regular el relevo generacional, así como las normas que deberán regir las relaciones presentes y futuras de la familia con la empresa y con la propiedad. En la práctica, la libertad de que disponen los firmantes del Protocolo familiar para definir su contenido es muy grande.

Además de los contenidos puramente contractuales, un Protocolo familiar puede y suele incluir aspectos relacionados con la ética y la moral, así como los valores que deben inspirar las actuaciones en el seno de la familia y de la empresa familiar. Está claro que estos apartados más emocionales son más una declaración de intenciones que un contenido contractual y vinculante y del que pueda exigirse por la vía judicial su cumplimiento. Pero es precisamente en este compromiso donde reside el verdadero valor del Protocolo familiar.

Sin estos apartados, probablemente, el compromiso con el Protocolo familiar y con la empresa familiar sería mucho menor. En mi opinión, sería un error desmerecer esta parte más emocional y menos jurídica o contractual, pues es evidente que el valor del Protocolo familiar sobrepasa la mera regulación legal de las relaciones societarias y es “algo más”.

Un buen Protocolo familiar debe pretende también ser una guía de actuación moral para los familiares, así como ayudar a prevenir y a resolver los conflictos vinculados a la relación familia-empresa-propiedad que podrían poner en peligro la continuidad de la empresa familiar.

¿Cómo debe ser un buen Protocolo familiar?

De acuerdo con el Real Decreto 171/2007, de 9 de febrero, por el que se regula la publicidad de los protocolos familiares, el Protocolo Familiar está sujeto al principio de libertad de contenido, pero también de forma. Por consiguiente, no está sujeto a formalismos ni es necesario que se documente en escritura pública o que se protocolice mediante acta notarial para tener validez. Asimismo, tampoco existe un modelo estándar de Protocolo Familiar que sea válido para todo tipo de empresas familiares.

Para que el Protocolo familiar pueda ser plenamente eficaz y útil, debe ser un traje elaborado a medida de cada familia empresaria con la ayuda de un consultor externo. Esto es lo que explica el por qué de la ausencia de requisitos de forma o de modelo de Protocolo familiar. Solo si la familia lo elabora correctamente, y lo actualiza periódicamente, podrá aprovechar todo el valor del Protocolo familiar. Y, para ello, es necesario tener en cuenta determinados aspectos durante la redacción, algunos de muy subjetivos como las preocupaciones, problemáticas y expectativas de la familia, y otros de más objetivos, como son el tamaño de la empresa, el ciclo vital de la familia, la situación patrimonial familiar, la relación entre los miembros de la familia y, bien evidentemente, la legislación a tener en cuenta.

No podemos olvidar que, si se elabora correctamente, con el consenso y compromiso necesarios, el Protocolo familiar ayudará a la familia a alinear las expectativas y la visión de todos sus miembros y cumplirá con éxito su función, que no es otra que la de garantizar la continuidad de la empresa familiar en el tiempo y a lo largo de las generaciones.

2 respuestas a “El verdadero valor del Protocolo familiar”

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