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dejar la empresa familiar

Toda etapa tiene un final…

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A continuación, hablaremos sobre aquellas situaciones que pueden llevarte a sentir o decidir que es el momento de dejar la empresa familiar y de buscar nuevos retos fuera de esta. Lo cierto es que, si bien en la empresa familiar se hacen esfuerzos por atraer y fidelizar el talento y cada vez más jóvenes optan por desarrollar su futuro en empresas familiares, a veces no queda más remedio que dejar volar a los empleados.

Este artículo lo escribimos pensando principalmente en los trabajadores de la empresa familiar ajenos a la familia, aunque en algunos casos un familiar también puede sentirse identificado.

Por qué dejar la empresa familiar

En un entorno tan móvil, dinámico y poco perenne como el mercado laboral actual, todos debemos aprender y ser capaces de cerrar etapas y decir adiós. Esto es tan importante como la habilidad de comprometernos e implicarnos al empezar una nueva etapa.

Aun así, somos conscientes de que no es fácil reunir las fuerzas, las ganas y la ilusión para tomar la decisión de cambiar de rumbo y de seguir avanzando profesionalmente en otra compañía. Y mucho menos todavía cuando uno ha sido feliz y ha aprendido mucho en la empresa familiar en la que hasta ahora trabajaba. Pero es ley de vida y, a veces, el cambio es inevitable.

Este final de ciclo puede deberse a distintas razones:

  • Al deseo de crecer profesionalmente para satisfacer las propias ambiciones y aspiraciones. Por ello, cuando ya no se ven perspectivas de crecimiento en la misma, puede ser necesario dejar la empresa familiar.
  • En otros casos, puede deberse al hecho de que, con el tiempo, la pasión, el efecto sorpresa y la sensación de reto se han ido difuminando para dar paso al hastío y la rutina.
  • Asimismo, puede ser por la juventud de la persona, que puede querer explorar nuevos campos fuera de la empresa familiar.
  • También debido al hecho de que uno ya no se siente realizado y el puesto ‘‘se le ha quedado pequeño’’.
  • O, también, se puede renunciar por razones negativas. Por ejemplo, porque uno se siente poco valorado o porque ha dado demasiado por su trabajo y ha acabado quemándose.

Cómo dejar la empresa familiar

Si tú o alguien que conoces se encuentra en este final de ciclo y crees que ha llegado la hora de dejar la empresa familiar, sea por el motivo que sea, te recomendamos que pienses en dos aspectos antes de dejar el trabajo.

Por un lado, que intentes identificar aquello de lo que te cuesta desprenderte y que te retiene en tu trabajo actual. Así, podrás dedicar un tiempo a despedirte de ello y a llorar la pérdida cuando te vayas. Por otro, para detectar qué es aquello que no quieres dejar atrás (personas, aprendizajes, habilidades…). De esta forma, podrás llevártelo contigo allá donde sea que vayas.

Está claro que no es fácil dejar la empresa familiar y el trabajo que te ha convertido en quién eres hoy. Por ello, tomarte el tiempo necesario para decir adiós, no solo a las personas, sino también a las tareas que desempeñabas y al sitio de trabajo, puede serte de ayuda. Aun así, es normal sentir cierta tristeza. Esto no tiene por qué significar que el cambio sea un error ni tiene por qué hacerte dudar de tu decisión. Simplemente, es un sentimiento que forma parte del proceso natural de cierre.

Por último, recuerda que dejar la empresa familiar no significa olvidar por completo este periodo de tu vida. Siempre llevarás contigo los valores de la empresa familiar, los hábitos o, como decíamos antes, las personas, los aprendizajes y las habilidades que has adquirido a lo largo de tus años compartidos con la empresa y que ahora ya forman parte de ti mismo. Y, para la empresa familiar, no hay mejor embajador que un empleado que tuvo una buena salida y se despidió feliz de su puesto.

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